Derecho al matrimonio entre personas del mismo sexo, delincuencia baja, comunidad activa… En Taiwán, siempre que sean aceptados por su familia, las personas LGBT+ viven en un entorno favorable. Al menos, hasta que se pongan en práctica las ambiciones chinas de Xi Jinping. Reportaje in situ de Alice Herait, fotografía de Naomi Goddard para obstinado.
Son las 8 de la tarde de este sábado cuando los cafés de la Place de la Maison Rouge comienzan a despertar lentamente. Estamos en el oeste de Taipei, capital de Taiwán, en el corazón del bullicioso distrito de Ximending. Nada más salir del metro, una gigantesca bandera arcoíris pintada en el suelo señala en dirección a este gran edificio, de la época japonesa. Detrás de la Casa Roja, hay bares, cafés, salones de masajes y tiendas que atienden a una audiencia LGBT+.
Encontramos a Ron en el café Dalida. De temperamento bastante sereno, generalmente prefiere los lugares tranquilos. “Yo nunca bebo alcohol”, especifica. Esta tarde hizo una excepción y se encargó de movilizar a sus amigos para hablarnos de este lugar único en Asia. “¡Esa es la hospitalidad taiwanesa!” el tira. “Apreciamos la densidad y diversidad del lugar”, comentan Seu, de 44, y Bobo, de 33, juntos desde hace seis años y asiduos al barrio. Después de unas copas, sus veladas suelen acabar a tiro de piedra de aquí, en Commander D., un local underground y sado. “¡Si quieres beber buen alcohol, tienes que ir a los distritos del este!” Señala Ken, con un vaso de té en la mano. Es el dueño de PS I love you, un bar de moda que sirve cocina fusión y coctelería original, lejos del tradicional barrio gay. “Hay de todo en Taipéi: osos, fetichistas, más para jóvenes, más para viejos, para tomboys, shows de drag queen… pero todo el mundo es aceptado en todas partes”, añade Mok, de 39 años. …
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